martes, 18 de septiembre de 2012

LA LLAMA



Triste e impotente, veo apagarse la llama.
Por más que acerco mis manos
no puedo encontrar ni el más leve calor.
Desesperadamente soplo,
pero ella tiembla y no se aviva...
Languidece.

Su sonrisa resbala lentamente entre mis dedos,
se escabulle en campos de flores marchitas,
de breves e intensos recuerdos,
de magias quebradas...
Se aleja de mí,
se esconde.

Quiero aferrarme a frágiles hilos de telaraña,
apuntalar su sonrisa,
guardar el rescoldo de su mirada,
mirar dentro de mí y encontrarla...
Pero cuanto más cerca está,
más lejos la siento...

Estoy cansado de buscar razones al universo,
explicaciones a la vida,
de ponerle alas a los versos,
todo es mucho más sencillo...
Lo que tiene que vivir, vive,
lo que ha de morir, muere...

Temerosa de lucir o ansiosa de extinguirse,
huye la llama de mi soplo,
puede vivir o morir,
no es cautiva de nadie...
Solo sé que siempre quedarán
los fuegos que prendió.

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